Hace algunos días asistí a una conferencia sobre Desaparición de mujeres y niñas en el Estado de México. Mientras escuchaba hablar de cifras duras (duras por ser número y por ser crueles) miraba el auditorio lleno de miedo, un miedo singular, de aquellos que se quedan inmóviles, inertes, perplejos… las mujeres que se encontraban ahí no sabíamos qué decir ante una realidad que simplemente carcome nuestra libertad.
En el 2015 estaban reportadas 7 mil 185 mujeres desaparecidas en México, sin contar la cifra negra, es decir, la cifra que no denuncia la desaparición. El 44 por ciento de ellas aún no tenía la mayoría de edad, información obtenida del Registro Nacional de Datos de Personas Extraviadas o Desaparecidas, del Sistema Nacional de Seguridad Pública.
El tiempo pasaba y se nombraban casos específicos, casos resueltos y casos donde la persona desaparecida no quería volver, no quería regresar con su agresor, por que vivía en un ambiente lleno de violencia, común en una sociedad machista como la nuestra.
Ahora mientras escribo se me estremece la piel al recordar el silencio de aquel lugar, la fiscal que ofreció la conferencia estaba provocando a lxs asistentes a mirar su realidad, una realidad que conocemos, que vivimos pero que duele, desgarra el alma y preferimos evadir. Una frase salió de su boca “no estamos muriendo, nos están asesinando”, la rabia se notaba en sus ojos, quería entender lo que pasaba, sin embargo, eso no le importaba mientras se hiciera justicia.
Comprender la desaparición de mujeres y niñas, es un tema realmente complejo, aún más cuando se identifica al Estado de México como un corredor de migrantes, un corredor de trata de mujeres.
Esta realidad devora la tranquilidad de quienes buscan a sus desaparecidxs y lloran las muertes de sus mujeres, hermanas, madres y amigas.
Estábamos de frente con un miedo calcinante, una angustia que no permitía tragar saliva, simplemente el golpe fue brutal.
En Junio del año 2015 la base oficial reportaba 26 mil 29 personas desaparecidas, el 28% mujeres.
La desaparición según el estado mexicano es:
“Toda aquella que, con base en información fidedigna de familiares, personas cercanas o vinculadas a ella, la hayan dado por desaparecida de conformidad con el derecho interno, lo cual puede estar relacionado con un conflicto armado internacional o no internacional, una situación de violencia o disturbios de carácter interno, una catástrofe natural o cualquier situación que pudiera requerir la intervención de una autoridad pública competente”.
Las desapariciones son el síntoma, no el problema, dijo de su voz la fiscal.
“Soy feminista con convicción desde hace muchos años, estoy segura que los colectivos feministas apoyan la lucha de la justicia y la libertad, les agradezco infinitamente su apoyo en levantar la voz, en ser soportes de aquellas mujeres que esperan ver a sus hijas volver, a sus niñas reír, por enseñarlas a defenderse, a cuidarse”.
Sus palabras causaron eco en mí, me dieron un motivo más para seguir en mi MALA COSTUMBRE de decir “SOY FEMINISTA, NI UNA MUJER MENOS”.