Por mi culpa, por mi grande (pinche) culpa

Hace unos días un conocido en Facebook contaba su experiencia de que fue arrestado en el metro por ir en el vagón de mujeres. Ya saben, como cualquier persona en este país, todo fue horrible y todo es un suplicio tanto para pagar multa, el arresto y tal. Lo entiendo. Hasta ese momento pensaba «Pobrecito, es terrible caer en las garras de este sistema tan podrido». Pausa. ¡Oh sorpresa! Escribió un texto donde resulta que la culpa de su arresto no es del pinche gobierno y sus políticas a medias. Tampoco de la falta de señalización en el metro. ¿Crees que es culpa de los pinches machos acosadores que nos violentan a las mujeres y que por ellos hay vagones exclusivos? Noup. La culpa, señoras y señores, es del «radicalismo feminista». Es en serio. La culpa es de las mujeres y del feminismo.

Yo apoyo que haya vagones exclusivos de mujeres. Totalmente. Desde hace mucho intento responder al acoso, evidenciarlo, enojarme, decirles que son unos pinches puercos o lo que se me venga a la mente en ese momento. Pero llegó un punto de mi vida en el que estaba AGOTADA de todos los pinches días padecer algún tipo de acoso y sentir que era mi deber responder y que si no lo hacía la diosa feminista me iba a aplastar (jaja); así que esos 2-3 vagones del metro en serio se convirtieron un pequeño oasis de tranquilidad en mi trayecto. Ahora, después de muchos años, entendí que también tengo derecho a no reaccionar cuando me pasa y que eso no me hace a mí una mala persona ni una mala feminista (cuando le pasa a alguien más SIEMPRE hay que reaccionar).

Lo que los hombres no entienden es que hay veces que sólo quieres llegar a la escuela, a tu casa o al trabajo y hacer lo tuyo, nada más. Sin que nadie te estorbe, ni te pele, ni nada. Los hombres no saben lo que es quedarte con un sentimiento de asco en la garganta antes de las 9 de la mañana porque un señor te gimió mientras pasabas caminando. No saben lo que es que un tipo te siga por Reforma grabándote los calzones y después pensar «Mierda, ¿en qué pinches páginas asquerosas estarán mis nalguitas?». Tampoco saben lo que es tener MIEDO cuando se te acerca un hombre, no lo conoces, pero ya le tienes miedo porque una y otra y otra vez has tenido experiencias bien pinches con otros hombres a los que tampoco conoces. Se burlan un montón de que a todos les vemos cara de violadores y que somos unas pinches exageradas pero la verdad es que no tienen idea de lo que es vivir así.

No me saco de la cabeza los hashtags de Twitter de #NotAllMen (no todos los hombres) y #YesAllWomen (sí todas las mujeres) que se hicieron famosos en Estados Unidos y explicaban justo esto: Sí, entendemos que no todos los hombres son violadores o acosadores pero sí todas las mujeres hemos sufrido una forma de acoso o violencia por parte de los hombres sólo por ser mujeres. No todos los hombres, pero sí los suficientes como para que las mujeres nos la pasemos de la chingada. ¿Es realmente difícil de entender?

¿No te gusta la separación de vagones? Pues lás-ti-ma Margarito. Y no, no es una violación a tus derechos, tampoco discriminación. Y es muy triste que no sepas por qué. La realidad es que el estado tiene la obligación de protegernos y de darnos las mismas oportunidades para desarrollarnos que a los hombres. Y no, no las tenemos. Para nosotras subirnos al transporte público, además de todas las incomodidades que pueda tener, lleva un riesgo adicional de ser violentadas. ¿Cómo esperas que llegue a desarrollarme bien en mi trabajo o en la escuela si en la mañana un cabrón me tocó las nalgas? ¿Quién puede aguantar esa presión extra todos los días y no eventualmente romperse o hartarse? ¿En serio nos vas a culpar a nosotras por no querer convivir con hombres al menos unas estaciones para sentirnos seguras? ¿En serio nos vas a reclamar por que las mujeres aplaudieron cuando te sacaron del vagón? Qué falta de sensibilidad es no decir: «Chale, quién sabe qué tantas formas de violencia machista han vivido todas las mujeres de este vagón, que ahorita están celebrando que me saquen. Qué culero.» No, es más fácil echarnos la culpa a nosotras por ser «radicales».

¿Que esta separación es una salida fácil a un problema mucho más grande que las autoridades no quieren enfrentar? Sí, definitivamente sí. Aún con tanto «radicalismo feminista» poner una pinche denuncia es una chinga, te violentan una y otra y otra vez, te intentan disuadir, te ponen trabas, te revictimizan. Lo mismo que pasó este muchacho, pero con el sentimiento de que te acaban de acosar sexualmente encima.

Escribo esto porque toda esta situación me encabrona. Mucho. En primera porque esta persona es alguien que me parecía chido, normal, pero chido. Y es bien feo cuando los chidos resultan no chidos. Me acuerdo mucho que una vez fue a hablarnos a una clase y nos decía que a él no le importaba el dinero ni tener un coche, que él trabajaba para comer rico y pasarla bien (o algo por el estilo). Y en la universidad es padre que alguien te diga que no a huevo tienes que trabajar en grupo Carso o una mamada así para que te vaya bien. Me enoja porque él ha tenido acceso a educación, es maestro, tiene una plataforma desde donde hacerse escuchar y con todo eso, decidió que iba a emitir el juicio más básico y horrible de todos: la culpa era de las mujeres. La culpa es del radicalismo feminista. Abrió todo un espacio para que las mujeres recibiéramos insultos, chistes de violación, que se dijeran tonterías como: «entonces vamos a empezar a putear a las mujeres que se suben al vagón de los hombres», que se amenazara a las mujeres que daban su opinión. Y sí, me enoja. Abrió su texto culpando al feminismo y cerró con «es que como no hay justicia las mujeres fabrican falsos culpables». ¿En serio? ¿Qué tal culpar a los culpables-culpables que hacen que estas medidas tengan que tomarse en primer lugar? ¿No? No, es nuestra culpa, nuestra grande culpa.

En todo esto hay varias cosas que no entiendo, ¿ustedes me las pueden responder?

¿Cómo se distingue una «feminista radical» de una no radical? ¿Las mujeres del vagón que aplaudieron cuando lo bajaron eran radicales? ¿Iban vestidas de negro y llevaban alguna señal? ¿Exactamente qué parte del «feminismo radical» dijo: no pongan señales en los vagones exclusivos para mujeres, así nos chingamos al patriarcado, una falta cívica a la vez? ¿Cómo se llega a esa conclusión tan encabronadamente básica? Maldito feminismo radical, estás destruyendo a la sociedad.

Mamá, disculpa las groserías, quería sentirme como esas feministas radicales.
Si quieren leer el texto al que me refiero, den clic acá.