Amigas y enemigas

Alguna vez leí un texto que viví inmensamente antes de saber que era feminista. El texto hacía referencias a la enemistad entre las mujeres, al principio no entendía de lo que hablaba, es más, no recuerdo el nombre de la persona que lo escribió.

Sin embargo, me quede sentada examinando rubro por rubro la enemistad que el escrito decía.

Me puse a pensar en la competencia entre mujeres, entre amigas y enemigas. La competencia que entre nosotras se ha enseñado de generación en generación es algo complicadamente histórico.

La belleza, la sumisión, ser mejor ama de casa, mejor esposa, madre, estudiante… una mujer no se puede dar el lujo de fallar, no se puede dar el lujo de ser mujer.

Intentaba creer que esta enemistad permanente era un invento de aquellas mujeres que se decían feministas, así fue como comencé a leer sobre esas locas y brujas, que después se convirtieron en mis amigas.

Decidí entonces asumirme feminista, feminista desde el exterior con la fuerza e intensidad con la que lo hacía desde el interior, estaba harta de la supuesta solidaridad innata entre mujeres, estaba realmente desesperada con la frase burda de “entre mujeres podremos hacernos daño pero jamás nos haremos daño” ¿Por qué le haría daño a una mujer? Simplemente nos enfrentaba a una pelea que las mujeres no habíamos creado. No somos amigas ni enemigas por naturaleza, pero nos hicieron creer que no podríamos ser amigas.

Iniciamos una lucha por ellos, por que tenías que lucir hermosa para él, para gustarle. No podías darte el lujo de perderlo, una esposa siempre enojada con la amante pero no con el esposo infiel. Caímos en una envidia por aquellas mujeres que todo lo tenían. Se creó un espacio opresivo que el feminismo intenta romper con la supuesta tendencia ilusionista que nos embarga en el miedo a las diferencias.

Fue así como miré a las mujeres de mi comunidad, aquellas con las que convivo día con día, mi madre, mis amigas, las compañeras de escuela y de trabajo. Me di cuenta de lo realmente hermosas que son, lo realmente hermosa que eres. Mirar la diversidad como algo sorprendente, aquello que simplemente cautiva, todxs somos iguales pero completamente distintxs.

Puedo observar la conciencia de las mujeres cimentada en el engaño, en las mentiras de un amor romántico, de una figura espectacular, en la conversión de cuerpos y almas en un objeto que pertenece al hogar y a un hombre.

Hoy los ojos deben de mirar a un horizonte diferente, tan diferente como tú.

Como lo especial que eres mujer, la esencia que te cautiva, las risas, los llantos y las alegrías que siempre te llevan a una libertad. Una libertad que debes de conquistar descubriendo tus propios cautiverios, las jaulas imaginarias que te impiden volar, pero solo con tu valentía podrás volar hasta que el viento sienta envidia de tu liviana alma, libre y sin ataduras.

Vamos mujer, las mujeres siempre podremos ser amigas.