En defensa de las selfies

Últimamente he visto varias notas y he conocido personas que verdaderamente tienen un odio tremendo hacia las selfies. Califican de brutas, inmaduras, con baja autoestima, egocéntricas y un largo etcétera a las personas que se toman fotos. Notas bastante vagas como «Es oficial: Tomar selfies es un trastorno mental» ayudan a reforzar esta idea. 

Exponiéndome a que piensen que tengo un problema mental, quiero a decirles: Hola, soy Sabrina y soy una defensora de las selfies (y de paso confieso que tengo un amor muy grande por las redes sociales). Y no, no soy narcisista, no estoy loca y no soy superficial. Y sí, a veces salgo con duck face en mis fotos o hago 5 tomas distintas antes de decidir que una me gusta lo suficiente como para publicarla o guardarla en mi celular. No me da pena admitirlo.

Esa soy  yo
Esa soy yo

Me gusta tomarme fotos y me gusta ver las fotos de los demás y darme cuenta del estado de ánimo de mis amig@s por el tipo de cosas que publican. Sé cuando están tristes, felices, cuando necesitan que la gente vea lo cool que son, cuando quieren que les digamos que se ven bien, cuando se sienten inseguros o cuando están aburridos. Es cierto, mucho de lo que ponemos al descubierto en las redes sociales son nuestras inseguridades. ¿Eso es necesariamente malo? 

Sinceramente se me hace increíble utilizar tu cuerpo como herramienta de comunicación. Tomarte una foto en el coche, encontrar el ángulo que te gusta, publicarla en Instagram o en Facebook y exponerte a que la gente te diga cosas malas y aún así hacerlo… no me parece malo. Al contrario, me parece un proceso súper valiente y tal vez inconsciente de autoconocimiento. Me encanta ver a amigas y amigos, subiendo fotos donde se ve que se sienten cómodos con ellos mismos. Me parece súper bonito ver las cursilerías adolescentes de mis sobrinas en Instagram con sus fotos donde salen “descuidadamente bonitas”.

Desde hace muchísimos años las personas están interesadas en documentarse a sí mismas en autorretratos. Cada motivo para hacerlo es personal y distinto. Los medios para hacerlo también son distintos. Son otros procesos, otras expectativas y otros momentos. Las cosas cambian y todo es válido.

andy warhol
Andy Warhol

Hoy todo es más inmediato, el proceso de atesorar un momento (que no es forsozamete profundo o emotivo) no necesariamente lleva días. Puedes tomar fotografías con tu celular o tu cámara digital y no se te acaba el rollo, puedes tomar y tomar fotos hasta que estés contenta con los resultados. Puedes acomodar tu brazo, eliminar la foto donde sales con los ojos cerrados, poner pose de distraída, sacas la lengua, haces boquita de puchero, haces lo que quieras. 

Entiendo que siempre hay añoranza por otros tiempos, entiendo que tal vez antes todo era menos calculado y más espontáneo. Pero lo nuevo no necesariamente significa peor. Constantemente cambian las formas de convivir y de documentar un momento. No todo debe tener una profundidad artística y un discurso que lo fundamente. Hay cosas que sólo están hechas para estar y para hacernos sentir bien. Eso no tiene nada malo.

Así que, por favor, paremos el selfie shamming. Suficientes cosas malas hay en el mundo como para también tener que preocuparnos porque nuestras fotos le pueden parecer una cosa de salud mental a los demás. Especialmente con las adolescentes, dejémoslas que exploren las nuevas formas de comunicarse, de construir su autoestima y de conocerse sin que los adultos busquemos sacrificarlas por eso.

Diane Arbus, autorretrato 1945
Diane Arbus, autorretrato 1945
Paul McCartney
Paul McCartney
Otra selfie que causó muchísima controversia por derechos de autor
Otra selfie que causó muchísima controversia por derechos de autor