Recientemente algunas actrices de Hollywood, como Jennifer Lawrence, pidieron que desapareciera el “fashion police”, junto a secciones como “Quién se veía mejor” y otros segmentos de estilo dirigidos a mujeres. Y desde hace un rato he querido escribir sobre un asunto que me incomoda aquí en México. Tengo algunos contactos en Facebook que frecuentemente comparten, o incluso suben fotos que toman ellos/ellas mismas, con imágenes de chicas con leggings ajustados o chicas con el calzón saliendo del pantalón o una lonjita visible, otras con peinados que, según sus gustos, están pasados de moda.

Me molesta especialmente, que el asunto central, en cuanto a la ropa, sea el tamaño de la chica fotografiada. Normalmente, con sobrepeso. Mi primer impulso es llevar mi coraje a sus muros, regañar diciendo que en todos lados se lucha contra el bullying y el fat-shaming y que, se supone que los que tenemos una carrera universitaria, quienes gozamos del privilegio de ser del bajo porcentaje de la población mexicana con educación superior, no deberíamos caer en prácticas tan básicas e inhumanas. Pero al ver comentarios en sus muros, cuando alguien levanta la voz, me he dado cuenta de que el primer problema es que la gente no entiende por qué está mal avergonzar a las demás por su cuerpo y apariencia o su ropa.
Así que voy a utilizar el mismo recurso que una chica en EU utilizó para hacer sentido de las bromas hirientes que la comediante Amy Schumer ha dicho en sus shows (burlándose de alguien más, en su caso, de los mexicanos y latinos, para pasar un buen rato). Total, el recurso educativo es:

¡¿Quién diría que Bob Esponja podría ser educativo?!
En este episodio Bob Esponja va a una noche de open-mic y como “material” humorístico usa las características físicas de su amiga Arenita, haciendo comentarios mala onda sobre sus dientes. El show, por supuesto, es un éxito; pero Arenita, quien siempre apoya a Bob Esponja, está enojada y muy dolida. Es cierto, los dientes de Arenita son grandes y sobresalen del resto de su cara, pero eso no justifica que se burlen de ella.
Aquí el link del capítulo en inglés. Véanlo, si están vivos, los hará lagrimear.
Una de las lecciones de esta historia es que ser cruel con otras personas para ser gracioso y tener muchos likes o que tus amigas te digan: “¡Ay, eres tremenda amigui!” no deja nada bueno.
Es cierto que todos disfrutamos un poco de burla y lo hemos hecho parte de nuestra cultura, pero hay una amplia variedad de cosas de las que burlarse, por ejemplo de la ineficiencia de las oficinas de gobierno, de la ineptitud de los policías, de las ideas machistas del pasado y un largo etcétera mucho más útil.
La cosa es que en estos tiempos en que un porcentaje enorme de la población tiene dinero apenas para comprar la canasta básica, es cruel pedir que todos vivan con el estándar impuesto por los medios. El chiste inocente se convierte en un asunto de clase. Y de nuevo, en un país donde mayoría de la población es pobre, burlarse de la ropa “barata” es cruel.
Otro punto a tomar en cuenta antes de darle «publicar» a tu post, es ese porcentaje de chicas que sufren de baja autoestima, anorexia, bulimia y obesidad, que es altísimo. Los comentarios que parecen inofensivos, se convierten en este sentido, en una presión más por alcanzar un estándar imposible. Y entonces quien postea y quien se ríe se convierte en la voz interna de aquellas (todas) quienes batallamos por sentirnos agusto en nuestro cuerpo y nuestras ropas, aunque las revistas digan que si no estás guapa (según sus estándares tan reducidos), mejor ni salgas (o ni vivas). Así, burlarte de otras chicas y sus gustos sólo ayudará a que todas sigamos apreciadas sólo como objetos.
Finalmente es posible que esto no pare y que enfocar toda nuestra atención en la apariencia de las otras siga siendo lo más normal. Y entonces quizá sigas tú. Tú y yo, todas, tenemos el potencial de aparecer en una foto que alguien subió burlándose del suetercito tejido que tanto te gusta porque según ellos te hace ver plana o de tus zapatos porque les parecen aburridos o de tu maquillaje que les recuerda a algún disfraz de Halloween…O de los dientes salidos. Nadie estamos a salvo. Es como el karma, regresará.
Conclusión: La policía de la moda no aporta nada, todo lo contrario. Hagámosla desaparecer y en el camino quizá podríamos enfocarnos un poco más en las cosas importantes (e increíbles) que cada una hacemos.
Aquí una TedTalk con subtítulos en español sobre los efectos nocivos de enfocar toda nuestra atención en la apariencia.